Ni se beben fríos, ni acompañan a pescados, ni son “blancos”… descubre todos los mitos del vino blanco

 

Vino Airen viñas viejas de Bodegas Verum

El vino blanco está lleno de estereotipos. Se ha dicho que el mejor vino blanco es un tinto, que da dolor de cabeza y que es para mujeres. Los blancos son vinos de primer nivel, de hecho, reciben los mejores galardones en los mejores certámenes internacionales.

1. El vino blanco no es blanco.

Ni las uvas con las que se elabora son necesariamente uvas blancas. El vino blanco es el único que se puede elaborar con cualquier tipo de uva. Y es que dentro de los blancos están los ´Blanc de Blanc´ y los ´Blanc de Noirs´, configurados con uvas negras.

2. El buen vino blanco con crianza.

Los blancos son más ligeros porque no se someten a maceración. Pero si la variedad de uva es potente, el vino puede tener tanta presencia como un tinto. Por otra parte, pueden encontrarse muchos buenos blancos con crianza e incluso con reserva y más de diez años de envejecimiento en botella.

3. El vino blanco no es para el pescado.

Los blancos pueden ir perfectos con guisos potentes de ave (y patés), sopas y platos que contengan carne. Los sauvignon blanc, con una acidez marcada y fresca o los vinos untuosos al estilo de los Rieslings de Alsacia y Alemania suelen acompañar casi cualquier preparación con cerdo, carnes grasas y salsas. Además, variedades como el Pinot Gris y Verdicchio producen vinos perfectos para servir acompañando platos especiados e incluso picantes.

4. El vino blanco, complemento perfecto para el queso.

Con respecto al maridaje con quesos. Siempre se ha pensado que los quesos sólo maridan con tintos, pero hay blancos que van perfectos con quesos tipo brie o muy tiernos, o incluso con ciertos quesos curados.

5. Existe una enorme variedad de vinos blancos.

Dentro de los blancos también hay muchas diferencias en función de la variedad de uva escogida para su elaboración. No es lo mismo un Verdejo, ahora tan de moda, que una Garnacha blanca, que tiene una estructura muy similar a los tintos, que un blanco dulce, un tostado o un espumoso de Albariño, por poner solo algunos ejemplos. Hay muchos más.

6. Cuando el vino blanco gana temperatura, está mejor.

Ante la idea de que hay que tomarlos siempre fríos. Determinados blancos muy jóvenes y con una elevada acidez pueden servirse fríos (5-7ºC), pero es sólo porque sus cualidades son limitadas. En cuanto un blanco gana temperatura, hasta un límite de unos 12º centígrados, asoman unas cualidades aromáticas que por debajo de los 8ºC pasan desapercibidas.

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